martes, 30 de noviembre de 2010

Cartas de la Bestia a la Bella (II)

Luna brilla de nuevo. Hoy escribiré lo que no llegué a decirte en aquellos días, aquellos días de sueño nocturno.
         El frío te dolía, la luz te dolía, el aire te dolía. En la más profunda de mis cavernas te hube de llevar, y tiritabas, con esa mirada tuya de luz de súplica… la humilde súplica de la hija de las estrellas.
         ¡Y qué distinto era de noche! Cuando tu brillo pálido crecía hasta teñir de oro la cueva entera. Te revolvías, ansiabas el cielo, pero temías el viento, el frío cual terrible bestia, más terrible que yo.
         Y yo, sin saber que hacer para salvarte, desvelado, cada noche te traía carne y fruta… tú apenas comías. Yo tan sólo sabía abrazarte, sabía que eras como un recién nacido, aunque jamás hubiera visto uno.
El miedo, el miedo y la lucha eran propios de aquellos días. Sentir poco a poco, sentirlo sin percatarse, como tú cuerpo y el mío se unían desde adentro, más allá de tu piel contra mi pelaje. El salvaje deseo de una bestia envolviendo una niña frágil. Tú solo me mirabas con aire de súplica, te apretabas contra mí, con la humilde súplica de la hija de las estrellas.

4 comentarios:

  1. "la humilde súplica de la hija de las estrellas"... impresionante :)

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  2. BELLO CONTRASTE DE FUERZA Y TERNURA EN EL ESCRITO.
    ME ENCANTA LA HISTORIA, DEJO MI ABRAZO PARA TI ESTIMADO JAVIER

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  3. Me gusta mucho tu manera de expresar la relación entre ambos... Es genial :)

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  4. Me gusta, sí. Pero no me siento identificada, tranquilo ;)

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